A pesar de la crisis
internacional y la destrucción de empleos que se produce en las principales
economías desarrolladas, nuestra región sigue siendo la impulsora del crecimiento
mundial y el empleo en América Latina continuó mejorando en 2012.
Esto se desprende del Informe
sobre el Trabajo en el Mundo 2013, realizado por la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), que señala que “en América Latina y el Caribe la tasa de
empleo se situó un punto porcentual por encima de los niveles de antes de la
crisis, y llegó a 57,1% durante el cuarto trimestre de 2012”. Sin embargo,
aclara, la situación a nivel de cada país es más bien heterogénea.
El Informe, elaborado por su Instituto
Internacional de Estudios Laborales, muestra que en América Latina el grupo de
ingresos medios se ha incrementado durante la última década gracias al
crecimiento económico, la creación de empleos de calidad y la disminución de
las desigualdades. En la mayoría de los países de la región el aumento en el
número de personas de ingresos medios superó al de aquellas que viven apenas
por encima del umbral de la pobreza.
El crecimiento del grupo de
ingresos medios entre 1999 y 2010 fue especialmente considerable en Brasil
(15,8 puntos porcentuales) y Ecuador (14,6 puntos porcentuales). En el Informe,
la clase media en estos dos países es definida como aquella con ingresos de
entre 10 y 50 dólares al día. Todos los datos provienen de la bases de datos
Povcal del Banco Mundial y están expresados en paridades del poder adquisitivo
en 2005.
El Informe también muestra que
la región registró una disminución del riesgo de descontento social entre 2007
y 2012. De hecho, fue una de las tres regiones (de las 8 con información
disponible) donde el riesgo de descontento social disminuyó (más de 3%) durante
este período.
El Informe de la OIT destaca los
siguientes desafíos:
· Empleo Informal: La incidencia
del empleo informal sigue siendo alta, en 2011, cerca de 50% del empleo no
agrícola era informal. La situación es especialmente problemática en países
como Bolivia, Honduras y Perú donde el empleo informal constituye alrededor de
70% del empleo no agrícola.
· Desigualdades de ingresos:
Además, si bien la desigualdad de los ingresos tiende a la baja, aún es elevada
para los niveles internacionales. En la mayoría de los países de la región, el
coeficiente de Gini es superior a 45 y aumenta hasta más de 55 en algunos
países como Colombia y Honduras.
· Salarios: En la región se
observan progresos en relación a los salarios reales, aunque con grandes
diferencias entre un país y otro. En 2012, los salarios reales medios
aumentaron más de 4% en Brasil y Paraguay, mientras que el aumento fue de
alrededor de 1% en Colombia y México. Si bien durante la última década la
mayoría de los países de América Latina ha adoptado una política a favor del
incremento del salario mínimo, los resultados entre los países son más bien
heterogéneos. Hubo un aumento substancial de los salarios mínimos reales en
países como Brasil y Uruguay, pero el incremento en el salario mínimo tuvo in
impacto neutro sobre el poder adquisitivo en otros, como El Salvador, México y
Panamá, donde apenas superó la creciente inflación.
La organización recomienda seguir
promoviendo un enfoque del crecimiento más equilibrado, ya que dadas las
débiles perspectivas de crecimiento en la Eurozona, los países de América
Latina puede plantearse una mayor dependencia del comercio regional y nacional
como fuentes de crecimiento económico, incluyendo el estímulo de la demanda
interna, complementada con un mejor cumplimiento de las normas fundamentales
del trabajo, y medidas para evitar los flujos de capital desestabilizadores.
Además, sugiere que hay que reducir
la diferencia entre el crecimiento salarial y el aumento de la productividad, ya
que mejorar los ingresos de los trabajadores puede contribuir a estimular las
fuentes de demanda y de crecimiento interno.
El Informe también señala la
importancia del apoyo del gobierno a la inversión pública y privada, y que las
medidas para estimular las inversiones, como las exenciones fiscales, pueden
ser dirigidas hacia los bienes de capital que hacen un uso intensivo del empleo
o hacia las inversiones que generan un ahorro energético. Además, las
inversiones públicas pueden atraer las inversiones privadas, en particular en
las áreas donde existe la necesidad de invertir en infraestructura básica.
El apoyo al ingreso a través de
las medidas de protección social puede contribuir a reducir la vulnerabilidad y
la pobreza e impulsar el crecimiento equitativo, dice el informe. En este
sentido, el salario mínimo puede servir como un piso social para los ajustes
salariales y puede actuar como estímulo fiscal al incentivar los gastos de
consumo, destacando que algunos países en la región han puesto en práctica
programas de protección social combinados con medidas de activación como
“Empléate” en Costa Rica y “Jóvenes con más y mejor trabajo” en Argentina.
Finalmente, la OIT muestra la
necesidad de promover la creación de empleo formal y mejorar las condiciones de
trabajo de los trabajadores informales. En esa materia, señala que “los países
de América Latina podrían aprovechar algunas buenas prácticas de la región,
como los esfuerzos de Argentina por reducir el empleo informal a través de una
estrategia integral que incluye programas y medidas de carácter económico,
social y laboral.”
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