A pesar del discurso ambientalista y el reclamo para que la población disminuya el consumo de energía, la Ciudad de Buenos Aires lo aumentó bajo la gestión de Mauricio Macri. El incremento se dio no solamente en el consumo residencial, sino también de manera significativa en el consumo gubernamental.
Ante la resistencia generalizada
provocada por los tarifazos en la electricidad, el gas y el agua, el Presidente
Mauricio Macri intenta sostener el aumento brutal con argumentos como la necesidad
del ahorro energético y el uso eficiente de los recursos para mitigar el cambio
climático.
Sin embargo, cuando tuvo la
oportunidad de demostrar su conciencia medioambiental y su eficiencia en la
gestión para disminuir el consumo de energía, hizo todo lo contrario. A lo
largo de sus ocho años como Jefe de Gobierno, el sector público de la Ciudad de
Buenos Aires produjo un aumento significativo en su demanda de electricidad y
gas.
En 2008, al inicio de su mandato,
el consumo de energía eléctrica de los edificios públicos del GCBA representó
el 6% del total de la energía consumida
en la ciudad. Sin embargo, en 2013 el consumo oficial ya había trepado al 9%.
Bajo la gestión Macri, en 5 años
el consumo oficial de electricidad aumentó un 3%, cuando en los ocho años
anteriores (2000-2008) el consumo en iluminación, climatización y computación
de los edificios públicos se incrementó en promedio un 4,5%.
Según el informe “El consumo de
energía en la Ciudad de Buenos Aires”, elaborado en 2014 por la Dirección
General de Estadística y Censos del Ministerio de Hacienda porteño, el consumo
oficial de electricidad superaba ampliamente el promedio nacional, llegando al 24%.
El mismo informe señala que “la
demanda de energía eléctrica ha venido elevándose año tras año impulsada por el
consumo residencial y oficial”, advirtiendo que este último fue el que más
había aumentado, un 15 % en el período 2006-2012.
El aumento en el consumo oficial fue
en dirección contraria a los objetivos planteados por el propio ejecutivo
porteño en el Programa de Eficiencia Energética en Edificios Públicos (PEEEP),
que consisten en “lograr un ahorro mínimo en el consumo de energía del 10% para
el año 2012 en edificios públicos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y
del 20% para el año 2015”.
Respecto al gas, el informe del
Ministerio de Hacienda señala que la Ciudad de Buenos Aires consumió el 12% del
gas del país y, de ese total, el 10% correspondió al consumo en dependencias
oficiales.
Unitarismo energético:
Argumentando una crisis inminente
y la necesidad de bajar el consumo, el tarifazo implementado por el Gobierno
Nacional intenta descargar los costos de distribución en todos los habitantes
del país por igual. Sin embargo, la situación es notoriamente desigual en favor
de la Ciudad Buenos Aires.
El Ministerio de Hacienda porteño
reconoce en su informe que “la Ciudad de Buenos Aires tiene una participación
en el consumo de energía eléctrica que supera ampliamente su peso en la
población total del país”. Mientras que la población de ese distrito representa
el 7% del total, consume alrededor del 12% del total de energía eléctrica
utilizada en el territorio nacional, y registra la mayor tasa de consumo (4,1
MKw/hab), superando ampliamente el registro de otras ciudades y el promedio
nacional (2,5 MKw/hab).
Ante ese dato, el ministerio
explicaba que “la Ciudad de Buenos Aires tiene una población diurna mucho mayor
a la residente, debido a movimientos diarios por cuestiones laborales, de
estudios, etc., lo que incrementa el consumo porteño”.
El informe destaca que los
usuarios residenciales de la Ciudad tenían las tarifas de electricidad más
bajas, y agrega: “Comparativamente en Santa Fe el costo se cuadruplica y en
Córdoba se triplica”.
También señala que el distrito porteño
consumió el 12% del gas del país, aunque sus habitantes representan el 7% de la
población total, y tuvo la mayor tasa de consumo (627 m3/hab), muy superior al
promedio nacional (377 m3/hab).
En la CABA, los mayores consumos de
gas natural son justamente para producir electricidad, ya que el 57% lo utilizan
sus centrales eléctricas, según consta en el documento “Cambio Climático - Plan
de Acción Bs. As. 2030”, para su aprovechamiento directo por parte de los
usuarios residenciales.
Para hacer un uso eficiente de
los recursos energéticos, el Plan de Acción Bs. As. 2030 recomendaba una serie
de medidas, como el uso masivo de luminarias led, el cambio de los equipos de
computación, el uso de biocombustibles y tecnología híbrida diesel-eléctrica y
en la flota automotor del GCBA, y la reducción del consumo de energía eléctrica
en hogares mediante la adquisición de electrodomésticos y artefactos eléctricos
más eficientes.
A la vista de los resultados como
Jefe de Gobierno, Macri no tuvo la capacidad de implementar de manera efectiva
esas medidas. El tarifazo tampoco figuraba entre las propuestas del Equipo
Interministerial de Cambio Climático que elaboró el plan.
Como Presidente, Macri desechó el
camino de instrumentar políticas de reducción y consumo eficiente de energía y
prefirió la transferencia millonaria de recursos de los usuarios a las empresas
distribuidoras. Evidentemente, la decisión está motivada por otros intereses
que no son precisamente el cuidado del medioambiente y la disminución del
calentamiento global.
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