viernes, 7 de septiembre de 2012

El lobby de la industria tabacalera en el Estado Nacional

Por Marcelo De Angelis

A través de Lotería Nacional, la influencia de la industria tabacalera ha logrado frenar la Ley Nacional de Control de Tabaco. Utilizando la presión por los aportes al Ministerio de Desarrollo, exigen que se exceptúe a las salas de juego de la prohibición de fumar.



Muchos celebraron aquel 1 de junio de 2011 la sanción de la Ley Nacional de Control de Tabaco, que regula la publicidad, promoción y consumo de los productos elaborados con tabaco.
La ley 26.687, aprobada por unanimidad en la Cámara de Diputados y con apenas un voto en contra en el Senado, fue promulgada el 14 de ese mes por la Presidenta Cristina Fernández mediante el Decreto 757/2011, en un acto en Casa de Gobierno. Allí, la mandataria destacó que la nueva norma legal "nos coloca un escalón más arriba en materia de salud", y recordó su propia experiencia con el cigarrillo: "Dejé de fumar un 31 de diciembre de 1988, a la noche, y nunca más comencé a fumar; siempre que me propuse un objetivo, nunca me he desviado".
Lamentablemente, el objetivo de colocarnos un escalón más arriba en materia de salud no se ha desviado, pero sí se ha frenado en el paso decisivo de la reglamentación de la ley.
Sin embargo, no fue la presión de las provincias productoras de tabaco la responsable de trabar el trámite para la puesta en vigencia de la ley, sino el poderoso lobby del juego, en combinación con la industria del cigarrillo, utilizando como caballo de Troya a una dependencia del propio Estado argentino: nada menos que Lotería Nacional Sociedad del Estado.

Sin reglamentación

Tal como consta en el Expediente 2002-26459-11-9, el proyecto de Decreto Reglamentario fue elaborado por varias dependencias del Ministerio de Salud, con el apoyo de profesionales del Instituto Nacional del Cáncer.
Entre sus consideraciones afirma que, según estimaciones de ese Ministerio, el consumo de tabaco provoca la muerte de 40 mil personas por año en la Argentina y una enorme carga de enfermedad, y que la exposición al humo de tabaco aumenta el riesgo de cáncer de pulmón y de enfermedades cardíacas para los no fumadores entre un 20 y un 30%. Además, destaca que la publicidad aumenta el consumo de tabaco, siendo los adolescentes y adultos jóvenes especialmente vulnerables a la misma.
De aprobarse el proyecto de reglamentación, nuestro país contaría con una ley que pondría fuertes limitaciones a esa industria cancerígena y, aunque no es totalmente prohibitiva, es altamente restrictiva respecto a la publicidad, promoción o patrocinio de productos elaborados con tabaco. Sólo el 5% de la población mundial está protegida por prohibiciones completas.
Pero esta posibilidad está en riesgo. El artículo 40 establece que “El Poder Ejecutivo reglamentará la presente ley dentro de los ciento ochenta (180) días de publicada”, y aunque ya han pasado 15 meses desde entonces, la iniciativa sigue bloqueada en esa instancia. ¿Cuál es la causa?

Clinck Caja!

Para entrar en vigencia, la ley cuenta con una única oposición. En realidad se trata de un conjunto de intereses que llevan el sello inconfundible de la industria tabacalera.
Con la firma de su Presidente, Roberto Armando López, Lotería Nacional Sociedad del Estado (LNSE) presentó un reclamo para adecuar la normativa a las necesidades de las salas de juego con una reglamentación específica que contemple sus intereses. Es que la misma prohíbe fumar en lugares de trabajo cerrados y en lugares cerrados de acceso público, además de la prohibición de realizar publicidad, promoción o patrocinio de productos elaborados con tabaco en salas de espectáculos, restaurantes, bares, discotecas y salas de juego.
Pero el presidente de Lotería Nacional no hizo más que hacerse eco del reclamo de Federico de Achával, presidente del Hipódromo Argentino de Palermo S.A. (HAPSA), preocupado porque la Ley Nacional de Control de Tabaco “podría tener un impacto altamente negativo en la explotación lúdica” que se lleva a cabo en las instalaciones del hipódromo.
Achával es un empresario del negocio del turf que en 1992, durante la presidencia de Carlos Menem, logró quedarse con la concesión del hipódromo por un plazo de 25 años. En 2002, durante el gobierno de Eduardo Duhalde, consiguió la autorización de Lotería Nacional para la instalación de las primeras máquinas tragamonedas. A fines de 2007, Néstor Kirchner firmó un decreto prorrogándole la concesión hasta 2032.
Hoy explota un fabuloso negocio con aproximadamente 4.500 máquinas tragamonedas, en sociedad con Cristóbal López y su firma Casino Club, fundada en 1992 en Comodoro Rivadavia y actualmente la cadena más grande de casinos y salas de máquinas tragamonedas en Latinoamérica. “En Casino Club nos interesa que quienes visiten nuestras salas lo hagan para divertirse y entretenerse y que siempre lo hagan en forma sana y adecuada”, afirma la empresa en su política de responsabilidad social empresaria. Evidentemente, evitar las enfermedades asociadas al tabaquismo no forma parte de ella.
El otro López, también es un patagónico: entre otros cargos, fue Interventor y luego Presidente del Directorio del Banco de Santa Cruz, hasta su efectiva privatización en 1998. Para frenar las restricciones de la ley al negocio del juego, el titular de Lotería Nacional se encarga de recordar que “Casino Buenos Aires S.A. aportó desde el año 2003 a la fecha al Estado Nacional –a través de todas sus obligaciones pecuniarias- la suma de 1.750 millones de pesos”, y que en el mismo período Hipódromo Argentino de Palermo S.A. le aportó 2.500 millones.
Y adelanta que “la proyección para el año en curso, conforme las recaudaciones obtenidas a partir de la Ley Antitabaco, reconoce una reducción del 25%”, a pesar de que la misma aún no entró en vigencia, advirtiendo acerca de las consecuencias que puede ocasionar “en relación a los recursos que perciben esta Sociedad del Estado y el Ministerio de Desarrollo Social y Medio Ambiente, para ser destinados a asistencia social”. Es que Lotería Nacional es un organismo descentralizado y actúa como ente recaudador cuyos ingresos son destinados principalmente a ese Ministerio.
Según el reporte del 2010, ese año los juegos de azar concesionados por LNSE le aportaron a Desarrollo casi 244 millones de pesos, cerca de 239 millones fueron a las arcas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y algo más de 210 millones fueron para la propia Lotería Nacional. Paradojas del Estado, el juego -que ahora intenta suavizar las restricciones a la industria tabacalera-, financió ese mismo año las actividades de la Secretaría de Deportes con un aporte de 69 millones de pesos.

Cortinas de humo

Lo llamativo es que Lotería Nacional se convierta en un mero transmisor de los criterios de la industria del juego y del tabaco. Sin aportar más datos al respecto, Roberto López afirma que “esta Sociedad del Estado ha podido comprobar –a través de sus dependencia de control- que, a partir de la entrada en vigencia de la Ley Antitabaco, las recaudaciones de los emprendimientos de juegos de azar sujetos a jurisdicción federal han sufrido una considerable merma”.
La Fundación Interamericana del Corazón (FIC) Argentina, contradice estos argumentos. “Con el falso argumento de las pérdidas económicas”, afirman, “la industria tabacalera ha realizado un fuerte lobby en las asociaciones hotelero-gastronómicas de todo el mundo. Este mito ha sido completamente desmentido por un centenar de investigaciones realizadas en numerosos países de todo el mundo (dos de ellas realizadas en Argentina) que demuestran que las leyes 100% libres de humo de tabaco, no generan tales pérdidas económicas”.
La ONG menciona un estudio publicado en la revista Tobacco Control, presentando una revisión integral de todos los estudios disponibles sobre el impacto económico de las leyes de ambientes libres de humo en el lugar de trabajo, el cual concluyó que “Todos los estudios mejor diseñados informan que no hay un impacto negativo o que hay un impacto  positivo de las leyes de ambientes libres de humo en restaurantes y bares sobre las ventas o el empleo. Los legisladores pueden actuar para proteger a los empleados y clientes de las toxinas del humo de segunda mano al rechazar las afirmaciones de la industria que dicen que habrá un impacto económico negativo”.
En Argentina, un estudio realizado en 2008 en la Provincia de Santa Fe, a dos años y medio de la vigencia de la ley 100% libre de humo santafesina, corroboró que el sector gastronómico de dicha provincia no perdió dinero. El 97% de los dueños de bares y restaurantes de Rosario y Ciudad de Santa Fe consideraron que la ley tiene alto cumplimiento y el 90% apoyó la ley. El estudio también comparó los ingresos del sector gastronómico de la provincia de Santa Fe con los de Entre Ríos, una provincia de similares características que no contaba con ley de ambientes libres de humo en ese momento. Los resultados no registraron diferencias significativas, corroborando que el impacto económico de estas leyes en el sector gastronómico es nulo”.
Por si el argumento recaudatorio no resultara suficiente, el presidente de Lotería Nacional apela al argumento jurídico, dejando en claro que los operadores del juego “anticipan que harán a Lotería Nacional SE planteos legales en tal sentido, a fin de lograr el restablecimiento de la ecuación económica contractual”.
Parte de ese fundamento se apoya en que “la ley genera entre Lotería Nacional SE y su concesionario un trato desigual con el Instituto Provincial de Loterías y Casinos de la Provincia de Buenos Aires y sus concesionarios, en franco detrimento del Estado Nacional”. Sin embargo, ese argumento se derrumbó cuando la Cámara de Diputados bonaerense aprobó en abril un proyecto de ley declarando “libres de humo” a salas de juego y locales gastronómicos.
Sin duda alguna, ese fue un duro impacto para las pretensiones de Hapsa y Lotería Nacional, quienes pretenden incluir una reforma exceptuando de la prohibición de fumar “a las salas de juego de azar explotadas por organismos estatales o concesionadas mediante Concursos Públicos, mientras esté vigente el Contrato de Concesión, siempre que se cumpla con el espíritu de la ley y en particular con los siguientes requisitos: No permitir el ingreso de menores de 18 años y Mantener adecuados sistemas de ventilación”.
Al respecto, la Alianza Libre de Humo de Tabaco Argentina (ALIAR) advierte que “las tabacaleras saben que la implementación de ambientes 100% libres de humo de tabaco es una amenaza para su rentabilidad. La industria suele utilizar a terceros, como consultores científicos y asociaciones hotelero-gastronómicas y de salas de juego, para promover alternativas ineficaces que contemplen la utilización de sistemas de ventilación y filtración de aire y la habilitación de sectores para fumar en bares y restaurantes”. La ONG difundió el estudio realizado por la Sociedad Americana de Ingenieros en Refrigeración, Calefacción y Aire Acondicionado (ASHRAE, American Society of Heating, Refrigerating and Air- Conditioning Engineers), la cual reconoce que “no existe ningún aparato de ventilación o filtración de aire capaz de eliminar los tóxicos del humo de tabaco en un espacio cerrado. Por tal motivo, la ASHRAE considera que la única manera de proteger efectivamente la salud de las personas en los espacios cerrados es implementar ambientes 100% libre de humo”.
Además, sostiene que “si bien los sistemas de ventilación eliminan parte del olor que deja el humo de tabaco, no resuelven el problema de los residuos tóxicos que contiene. Éstos son invisibles e inodoros y permanecen en el ambiente durante más de 15 días. Incluso cuando un espacio para fumadores está separado estructuralmente, los sistemas de ventilación pueden hacer circular los químicos tóxicos hacia los ambientes adyacentes en los que no está permitido fumar”.

El trabajo, ¿es salud?

En los espacios cerrados donde se permite fumar, los principales afectados son los trabajadores, quienes se encuentran permanentemente expuestos al humo de tabaco ajeno. Diversos estudios de entidades científicas reconocidas a nivel mundial han establecido que la exposición al humo de tabaco en personas adultas no fumadoras aumenta hasta un 30% el riesgo de enfermedad cardiovascular y hasta un 25% el riesgo de padecer cáncer de pulmón, entre otros males.
Como respuesta, para Lotería Nacional “aparece como un exceso que no se pueda fumar en los lugares de trabajo cerrados, como por ejemplo, una sala de juegos, si los trabajadores que prestan tareas en el lugar están dispuestos a hacerlo”, ya que “la prohibición total nuevamente parece atentatoria de las libertades individuales y del derecho a trabajar”. Tal es la inversión de valores y derechos que tiene este organismo dependiente del Ministerio de Desarrollo y Medio Ambiente de la Nación, que recomienda dejar de lado el objetivo de “llevarse a un extremo este criterio de proteger a ultranza la salud de los trabajadores”.

El costo del tabaquismo

Muy por el contrario, el Ministerio de Salud de la Nación, a través del Programa Nacional de Control del Tabaco, advierte que el costo del consumo de tabaco para los países es muy alto y se relaciona con el costo de atender las enfermedades causadas por la exposición al humo de tabaco en los no fumadores -particularmente los problemas respiratorios de los niños-, la pérdida de productividad debida a enfermedad y muerte prematura, el costo del ausentismo relacionado con las enfermedades causadas por el tabaquismo, los daños al medio ambiente y los gastos asociados (por ejemplo ante un incendio forestal causado por un cigarrillo mal apagado).
Un estudio hecho en Argentina en el año 2006 muestra que la sociedad gastó casi 7.000 millones de pesos en atender enfermedades causadas por el consumo de tabaco, cifra muy superior al conjunto de impuestos relacionados al tabaco percibidos por el Ministerio de Economía de la Nación que, en ese mismo año, fue de 4.200 millones.
En el 2007, se realizó por tercera vez la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adolescentes (EMTA). En esa ocasión fueron entrevistados 4926 alumnos de todo el país, arrojando como resultado que un 52% de los alumnos habían probado fumar cigarrillos alguna vez, aunque sea 1 o 2 pitadas, y que el mayor porcentaje de adolescentes prueba fumar por primera vez entre los 12 y 13 años (44,5%), mientras que un 21,6% lo hace a los 11 años o menos. En todas las jurisdicciones la prevalencia de tabaquismo fue mayor en mujeres.
La divergencia entre ambas líneas –la sanitaria del Ministerio de Salud y la recaudatoria de Lotería Nacional- sólo puede ser resuelta por la Presidenta Cristina Fernández. No es una decisión fácil, pero de ella depende la definición de las prioridades del Estado Nacional y la incidencia que tengan las corporaciones tabacaleras en el diseño de las políticas públicas.


Parte de la presentación hecha por Lotería Nacional en
contra de la Ley Nacional de Control de Tabaco,
en sintonía con los intereses de los empresarios
del juego y la industria tabacalera

1 comentario:

  1. Las políticas para desarmar la interferencia de la industria en los espacios 100 % libres de humo son verdades irrefutables provistas por metodologías científicas. No obstante, los obstáculos que se oponen desde la industria pretenden generar malentendidos con la finalidad de normalizar el uso de tabaco en ámbitos en los que irán perdiendo terreno si se aplican estos controles.
    El artículo precedente tiene la virtud de esclarecer la controversia en detalle aportando argumentos a favor de la salud de los trabajadores y revela la intención de la industria.

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