Por Marcelo De Angelis
A través de Lotería Nacional, la influencia de la industria tabacalera ha logrado frenar la Ley Nacional de Control de Tabaco. Utilizando la presión por los aportes al Ministerio de Desarrollo, exigen que se exceptúe a las salas de juego de la prohibición de fumar.
Muchos celebraron aquel 1
de junio de 2011 la sanción de la Ley Nacional de Control de Tabaco, que
regula la publicidad, promoción y consumo de los productos elaborados con
tabaco.
La ley 26.687, aprobada por
unanimidad en la Cámara de Diputados y con apenas un voto en contra en el
Senado, fue promulgada el 14 de ese mes por la Presidenta Cristina Fernández
mediante el Decreto 757/2011, en un acto en Casa de Gobierno. Allí, la
mandataria destacó que la nueva norma legal "nos coloca un escalón más
arriba en materia de salud", y recordó su propia experiencia con el
cigarrillo: "Dejé de fumar un 31 de diciembre de 1988, a la noche, y nunca
más comencé a fumar; siempre que me propuse un objetivo, nunca me he
desviado".
Lamentablemente, el
objetivo de colocarnos un escalón más arriba en materia de salud no se ha
desviado, pero sí se ha frenado en el paso decisivo de la reglamentación de la
ley.
Sin embargo, no fue la presión
de las provincias productoras de tabaco la responsable de trabar el trámite
para la puesta en vigencia de la ley, sino el poderoso lobby del juego, en
combinación con la industria del cigarrillo, utilizando como caballo de
Troya a una dependencia del propio Estado argentino: nada menos que Lotería
Nacional Sociedad del Estado.
Sin reglamentación
Tal como consta en el
Expediente 2002-26459-11-9, el proyecto de Decreto Reglamentario fue elaborado
por varias dependencias del Ministerio de Salud, con el apoyo de profesionales
del Instituto Nacional del Cáncer.
Entre sus consideraciones
afirma que, según estimaciones de ese Ministerio, el consumo de tabaco
provoca la muerte de 40 mil personas por año en la Argentina y una enorme
carga de enfermedad, y que la exposición al humo de tabaco aumenta el riesgo de
cáncer de pulmón y de enfermedades cardíacas para los no fumadores entre un 20
y un 30%. Además, destaca que la publicidad aumenta el consumo de tabaco,
siendo los adolescentes y adultos jóvenes especialmente vulnerables a la misma.
De aprobarse el proyecto de
reglamentación, nuestro país contaría con una ley que pondría fuertes
limitaciones a esa industria cancerígena y, aunque no es totalmente prohibitiva,
es altamente restrictiva respecto a la publicidad, promoción o patrocinio de
productos elaborados con tabaco. Sólo el 5% de la población mundial está
protegida por prohibiciones completas.
Pero esta posibilidad está
en riesgo. El artículo 40 establece que “El Poder Ejecutivo reglamentará la
presente ley dentro de los ciento ochenta (180) días de publicada”, y aunque ya
han pasado 15 meses desde entonces, la iniciativa sigue bloqueada en esa
instancia. ¿Cuál es la causa?
Clinck Caja!
Para entrar en vigencia, la
ley cuenta con una única oposición. En realidad se trata de un conjunto de
intereses que llevan el sello inconfundible de la industria tabacalera.
Con la firma de su
Presidente, Roberto Armando López, Lotería Nacional Sociedad del Estado
(LNSE) presentó un reclamo para adecuar la normativa a las necesidades de las
salas de juego con una reglamentación específica que contemple sus intereses. Es
que la misma prohíbe fumar en lugares de trabajo cerrados y en lugares cerrados
de acceso público, además de la prohibición de realizar publicidad, promoción o
patrocinio de productos elaborados con tabaco en salas de espectáculos,
restaurantes, bares, discotecas y salas de juego.
Pero el presidente de
Lotería Nacional no hizo más que hacerse eco del reclamo de Federico de
Achával, presidente del Hipódromo Argentino de Palermo S.A. (HAPSA),
preocupado porque la Ley Nacional de Control de Tabaco “podría tener un impacto
altamente negativo en la explotación lúdica” que se lleva a cabo en las
instalaciones del hipódromo.
Achával es un empresario
del negocio del turf que en 1992, durante la presidencia de Carlos Menem, logró
quedarse con la concesión del hipódromo por un plazo de 25 años. En 2002,
durante el gobierno de Eduardo Duhalde, consiguió la autorización de Lotería
Nacional para la instalación de las primeras máquinas tragamonedas. A fines de
2007, Néstor Kirchner firmó un decreto prorrogándole la concesión hasta 2032.
Hoy explota un fabuloso
negocio con aproximadamente 4.500 máquinas tragamonedas, en sociedad con Cristóbal
López y su firma Casino Club, fundada en 1992 en Comodoro Rivadavia y
actualmente la cadena más grande de casinos y salas de máquinas tragamonedas en
Latinoamérica. “En Casino Club nos interesa que quienes visiten nuestras salas
lo hagan para divertirse y entretenerse y que siempre lo hagan en forma sana y
adecuada”, afirma la empresa en su política de responsabilidad social
empresaria. Evidentemente, evitar las enfermedades asociadas al tabaquismo no forma
parte de ella.
El otro López, también es
un patagónico: entre otros cargos, fue Interventor y luego Presidente del
Directorio del Banco de Santa Cruz, hasta su efectiva privatización en 1998. Para
frenar las restricciones de la ley al negocio del juego, el titular de Lotería
Nacional se encarga de recordar que “Casino Buenos Aires S.A. aportó desde el
año 2003 a la fecha al Estado Nacional –a través de todas sus obligaciones
pecuniarias- la suma de 1.750 millones de pesos”, y que en el mismo
período Hipódromo Argentino de Palermo S.A. le aportó 2.500 millones.
Y adelanta que “la
proyección para el año en curso, conforme las recaudaciones obtenidas a partir
de la Ley Antitabaco, reconoce una reducción del 25%”, a pesar de que la misma
aún no entró en vigencia, advirtiendo acerca de las consecuencias que puede
ocasionar “en relación a los recursos que perciben esta Sociedad del Estado y
el Ministerio de Desarrollo Social y Medio Ambiente, para ser destinados a
asistencia social”. Es que Lotería Nacional es un organismo descentralizado y actúa
como ente recaudador cuyos ingresos son destinados principalmente a ese
Ministerio.
Según el reporte del 2010,
ese año los juegos de azar concesionados por LNSE le aportaron a Desarrollo
casi 244 millones de pesos, cerca de 239 millones fueron a las arcas del
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y algo más de 210 millones fueron para
la propia Lotería Nacional. Paradojas del Estado, el juego -que ahora intenta
suavizar las restricciones a la industria tabacalera-, financió ese mismo año las
actividades de la Secretaría de Deportes con un aporte de 69 millones de pesos.
Cortinas de humo
Lo llamativo es que Lotería
Nacional se convierta en un mero transmisor de los criterios de la industria
del juego y del tabaco. Sin aportar más datos al respecto, Roberto López afirma
que “esta Sociedad del Estado ha podido comprobar –a través de sus dependencia
de control- que, a partir de la entrada en vigencia de la Ley Antitabaco, las
recaudaciones de los emprendimientos de juegos de azar sujetos a jurisdicción
federal han sufrido una considerable merma”.
La Fundación Interamericana del Corazón (FIC) Argentina, contradice estos argumentos. “Con el falso argumento de las pérdidas
económicas”, afirman, “la industria tabacalera ha realizado un fuerte lobby en
las asociaciones hotelero-gastronómicas de todo el mundo. Este mito ha sido
completamente desmentido por un centenar de investigaciones realizadas en
numerosos países de todo el mundo (dos de ellas realizadas en Argentina) que
demuestran que las leyes 100% libres de humo de tabaco, no generan tales
pérdidas económicas”.
La ONG menciona un estudio
publicado en la revista Tobacco Control, presentando una revisión
integral de todos los estudios disponibles sobre el impacto económico de las
leyes de ambientes libres de humo en el lugar de trabajo, el cual concluyó que
“Todos los estudios mejor diseñados informan que no hay un impacto negativo o
que hay un impacto positivo de las leyes
de ambientes libres de humo en restaurantes y bares sobre las ventas o el
empleo. Los legisladores pueden actuar para proteger a los empleados y clientes
de las toxinas del humo de segunda mano al rechazar las afirmaciones de la
industria que dicen que habrá un impacto económico negativo”.
En Argentina, un estudio
realizado en 2008 en la Provincia de Santa Fe, a dos años y medio de la
vigencia de la ley 100% libre de humo santafesina, corroboró que el sector
gastronómico de dicha provincia no perdió dinero. El 97% de los dueños de bares
y restaurantes de Rosario y Ciudad de Santa Fe consideraron que la ley tiene
alto cumplimiento y el 90% apoyó la ley. El estudio también comparó los
ingresos del sector gastronómico de la provincia de Santa Fe con los de Entre
Ríos, una provincia de similares características que no contaba con ley de
ambientes libres de humo en ese momento. Los resultados no registraron
diferencias significativas, corroborando que el impacto económico de estas
leyes en el sector gastronómico es nulo”.
Por si el argumento
recaudatorio no resultara suficiente, el presidente de Lotería Nacional apela
al argumento jurídico, dejando en claro que los operadores del juego “anticipan
que harán a Lotería Nacional SE planteos legales en tal sentido, a fin
de lograr el restablecimiento de la ecuación económica contractual”.
Parte de ese fundamento se
apoya en que “la ley genera entre Lotería Nacional SE y su concesionario un
trato desigual con el Instituto Provincial de Loterías y Casinos de la
Provincia de Buenos Aires y sus concesionarios, en franco detrimento del Estado
Nacional”. Sin embargo, ese argumento se derrumbó cuando la Cámara de Diputados
bonaerense aprobó en abril un proyecto de ley declarando “libres de humo” a
salas de juego y locales gastronómicos.
Sin duda alguna, ese fue un
duro impacto para las pretensiones de Hapsa y Lotería Nacional, quienes pretenden incluir una reforma exceptuando de
la prohibición de fumar “a las salas de juego de azar explotadas por organismos
estatales o concesionadas mediante Concursos Públicos, mientras esté vigente el
Contrato de Concesión, siempre que se cumpla con el espíritu de la ley y en
particular con los siguientes requisitos: No permitir el ingreso de menores de
18 años y Mantener adecuados sistemas de ventilación”.
Al respecto, la
Alianza Libre de Humo de Tabaco Argentina (ALIAR) advierte
que “las tabacaleras saben que la implementación de ambientes 100% libres de
humo de tabaco es una amenaza para su rentabilidad. La industria suele utilizar
a terceros, como consultores científicos y asociaciones hotelero-gastronómicas
y de salas de juego, para promover alternativas ineficaces que
contemplen la utilización de sistemas de ventilación y filtración de aire y la
habilitación de sectores para fumar en bares y restaurantes”. La ONG difundió
el estudio realizado por la Sociedad Americana de Ingenieros en
Refrigeración, Calefacción y Aire Acondicionado (ASHRAE, American Society of Heating,
Refrigerating and Air- Conditioning Engineers), la cual reconoce que “no
existe ningún aparato de ventilación o filtración de aire capaz de eliminar los
tóxicos del humo de tabaco en un espacio cerrado. Por tal motivo, la ASHRAE
considera que la única manera de proteger efectivamente la salud de las
personas en los espacios cerrados es implementar ambientes 100% libre de humo”.
Además, sostiene que “si
bien los sistemas de ventilación eliminan parte del olor que deja el humo de
tabaco, no resuelven el problema de los residuos tóxicos que contiene. Éstos
son invisibles e inodoros y permanecen en el ambiente durante más de 15 días.
Incluso cuando un espacio para fumadores está separado estructuralmente, los
sistemas de ventilación pueden hacer circular los químicos tóxicos hacia los
ambientes adyacentes en los que no está permitido fumar”.
El trabajo, ¿es salud?
En los espacios cerrados
donde se permite fumar, los principales afectados son los trabajadores, quienes
se encuentran permanentemente expuestos al humo de tabaco ajeno. Diversos
estudios de entidades científicas reconocidas a nivel mundial han establecido
que la exposición al humo de tabaco en personas adultas no fumadoras aumenta
hasta un 30% el riesgo de enfermedad cardiovascular y hasta un 25% el riesgo de
padecer cáncer de pulmón, entre otros males.
Como respuesta, para
Lotería Nacional “aparece como un exceso que no se pueda fumar en los
lugares de trabajo cerrados, como por ejemplo, una sala de juegos, si los
trabajadores que prestan tareas en el lugar están dispuestos a hacerlo”,
ya que “la prohibición total nuevamente parece atentatoria de las libertades
individuales y del derecho a trabajar”. Tal es la inversión de valores y
derechos que tiene este organismo dependiente del Ministerio de Desarrollo y
Medio Ambiente de la Nación, que recomienda dejar de lado el objetivo de
“llevarse a un extremo este criterio de proteger a ultranza la salud de los
trabajadores”.
El costo del tabaquismo
Muy por el contrario, el
Ministerio de Salud de la Nación, a través del Programa Nacional de Control del
Tabaco, advierte que el costo del consumo de tabaco para los países es muy alto
y se relaciona con el costo de atender las enfermedades causadas por la
exposición al humo de tabaco en los no fumadores -particularmente los problemas
respiratorios de los niños-, la pérdida de productividad debida a enfermedad y
muerte prematura, el costo del ausentismo relacionado con las enfermedades
causadas por el tabaquismo, los daños al medio ambiente y los gastos asociados
(por ejemplo ante un incendio forestal causado por un cigarrillo mal apagado).
Un estudio hecho en
Argentina en el año 2006 muestra que la sociedad gastó casi 7.000 millones
de pesos en atender enfermedades causadas por el consumo de tabaco, cifra
muy superior al conjunto de impuestos relacionados al tabaco percibidos por el
Ministerio de Economía de la Nación que, en ese mismo año, fue de 4.200
millones.
En el 2007, se realizó por
tercera vez la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Adolescentes (EMTA). En
esa ocasión fueron entrevistados 4926 alumnos de todo el país, arrojando como
resultado que un 52% de los alumnos habían probado fumar cigarrillos alguna
vez, aunque sea 1 o 2 pitadas, y que el mayor porcentaje de adolescentes prueba
fumar por primera vez entre los 12 y 13 años (44,5%), mientras que un
21,6% lo hace a los 11 años o menos. En todas las jurisdicciones la prevalencia
de tabaquismo fue mayor en mujeres.
La divergencia entre ambas
líneas –la sanitaria del Ministerio de Salud y la recaudatoria de Lotería
Nacional- sólo puede ser resuelta por la Presidenta Cristina Fernández. No es
una decisión fácil, pero de ella depende la definición de las prioridades del
Estado Nacional y la incidencia que tengan las corporaciones tabacaleras en el
diseño de las políticas públicas.
Parte de la presentación hecha por Lotería Nacional en contra de la Ley Nacional de Control de Tabaco, en sintonía con los intereses de los empresarios del juego y la industria tabacalera |
Las políticas para desarmar la interferencia de la industria en los espacios 100 % libres de humo son verdades irrefutables provistas por metodologías científicas. No obstante, los obstáculos que se oponen desde la industria pretenden generar malentendidos con la finalidad de normalizar el uso de tabaco en ámbitos en los que irán perdiendo terreno si se aplican estos controles.
ResponderEliminarEl artículo precedente tiene la virtud de esclarecer la controversia en detalle aportando argumentos a favor de la salud de los trabajadores y revela la intención de la industria.